16 jul 2013

Carta abierta a las Mujeres del Carbón

Queridas compañeras.

Muchas ya me conocéis, otras quizá no. Desde aquella muestra de apoyo hace ya más de un año, desde aquel momento en el que la brava lucha de vuestros maridos, hijos o amigos, hizo levantarse e ilusionarse a medio país, mi contacto con vuestras cuencas mineras ha sido constante. Para mi fue toda una experiencia, de las mejores que haya tenido en la vida, por mostrarme solidario por una causa que me quedaba muy lejana, viviendo en las antípodas de vuestras comarcas mineras, concretamente en el País Valencià o Comunidad Valenciana.

Comprendí, entendí y me contaron de primera mano, en las visitas que he hecho a tierras asturianas y leonesas todo lo que las cuencas acontece. Toda la historia de la lucha del sector minero, las privaciones que sufren las comarcas mineras, la situación extenuante en la que os está dejando el Gobierno e incluso la díficil unión que existe dentro del sector, donde muchas veces cada uno mira por lo suyo, olvidando la lucha común. También me explicaron que idealizaba en exceso a los mineros, que entre ellos no solo había gentes solidarias, pues, por desgracia, el virus individualista y pasota que asola toda España también existe en las Cuencas Mineras.

Soy persona de no cambiar de carta en mitad de la partida. Por ello mi solidaridad y apoyo a quienes hace un año nos hicisteis creer que SÍ SE PODÍA ha sido constante. Desde aquello que la distancia y el poquito presupuesto de uno le permite, estuve en la III Marcha Negra durante dos etapas (incluso con un incidente provocado por un malmetedor pseudoperiodista de la TPA). Estuve, como no, en el recibimiento en Madrid del 11 de julio de 2012, aquella multitudinaria e histórica manifestación que acabó a tiros por parte de los perros de Cristina Cifuentes, con cientos de heridos y de detenidos en una marcha que fue ejemplar (y en la que pasamos, quienes venían conmigo y yo un acojone que no se nos olvidará y una rabia mayor).

He seguido todas y cada una de las noticias de la mineria, día a día, al mismo tiempo que yo encaraba mis luchas particulares que son la lucha en Stop Desahucios y la lucha en mi sector, la Enseñanza Pública. Tuve el honor de estar una semana este abril en las tierras de León, El Bierzo y Asturies visitando a amigos (amigos surgidos al calor de esa solidaridad, amigos que intuyo, lo serán por muchos años) que viven y sienten y padecen los problemas de la Minería y del extermino de las cuencas. Estuve incluso en los "chabolos" creados en Villablino y Zarreu para impedir la salida de carbón y material de CMC, dando, como no, ánimos a aquellos valientes que, tras meses sin cobrar y pasando una condiciones verdaderamente duras, no cesaban en su lucha, silenciada por los medios de comunicación, e incluso, manipulada por algunos de ellos, llegando a convertir a los mineros en poco menos que en "soldados de Vitorino", cosa totalmente falaz y falsa.

Cuando supe de vuestra marcha, de vuestra marcha de las Mujeres del Carbón, no lo dudé ni un momento. Quería, tenía, el deber moral de estar allí. Quizá os sorprenderá, en breve lo entenderéis. Incluso me perdí una asamblea del colectivo al que pertenezco, la Coordinadora de Professorat Interí, que justo este mismo mes cumplía un año de lucha ininterrumpida por la Educación Pública y los derechos laborales de los trabajadores interinos de la Enseñanza Pública.

La razón es clara, sencilla y fácil de entender: por Solidaridad, por Compresión y por Gratitud.

Solidaridad porque pienso, pensaba y pensaré que todas las luchas son parte de un todo. Que la misma política que lleva al suicidio a los desahuciados desesperados es la que está exterminando las Comarcas mineras. Que la misma política que masacra a mineros y no mineros, a desahuciados y no desahuciados, es la misma que está destruyendo la Educación Pública y la Sanidad Pública, privando a las familias del derecho a estudiar y a nosotros, los profesores, de los derechos laborales o incluso del derecho al puesto de trabajo.

Sé que muchas de vosotras lucháis y participáis en las luchas en defensa de la Educación Pública, incluso con alguna compañera educadora que trabaja en Zarreu y que me habló de vuestra solidaridad y la solidaridad de los mineros con esa lucha. Por eso (y por muchas más cosas) fue para mi un honor recibiros en vuestra marcha y participar en vuestra manifestación, como uno más.

Comprensión porque humanamente es comprensible vuestra rabia. Lleváis un año de lucha, un año sin parar, pasando situaciones verdaderamente indignantes y que causan auténtica furia en cualquier persona con un mínimo de sensibilidad social. En Villablino, uno de los sitios que más conozco, hay un paro desbocado, más del 70%, una situación de auténtica emergencia social. Y esa emergencia social, con gente con privaciones elementales, es la que están viviendo esos "privilegiados mineros" que muchos bocazas decían. Y ese es el día a día que se vive en las cuencas. Y ante esa situación, ante esa injusticia, que está haciendo que haya incluso personas que se estén quitando la vida porque no aguantan más ese sinvivir, es deber de cualquier persona minimamente persona el comprender ese drama y el dar todo el apoyo posible, ese apoyo que tenéis más que ganado por años y años de dignidad humana y obrera.

Pero sobre todo por GRATITUD. Gratitud por las enseñanzas y los derechos que vuestros antepasados conquistaron en las luchas de 1934 y 1962. Gratitud porque en esas luchas se consiguieron derechos sociales y laborales, no para los mineros, sino para todos los trabajadores. Luchas que costaron la vida a muchos de vuestros antepasados en duros años de muerte, cárcel, exilio y privaciones.

Gratitud porque hace justo un año, muchos recibimos una gran lección de dignidad y de lucha, de como debían hacerse las cosas y vimos en vuestra lucha la mejor escuela para luchar por nuestro propio futuro. Las luchas que han venido después o que ya existían de antes han aprendido o se han adaptado gracias a la fuerza transmitida por los mineros en los meses de junio y julio de 2012.

Gratitud porque muchos aprendimos en aquella lucha el valor de la solidaridad, de las cosas bien hechas, de como se conseguían los derechos. Gratitud porque a muchos vosotros y vosotras nos disteis fuerzas para continuar con nuestras luchas en el resto de territorios del estado.

El pasado sábado algunos tuvimos la inmensa suerte de acompañaros. A pesar de los obstaculos puestos por la Delegación del Gobierno de Madrid (que os llegó a meter por la Cañada Real para invisibilizar vuestra Marcha) nos demostrasteis una enorme fuerza, una enorme valentía y nos emocionamos con vuestros cantos, vuestra energía desbordante. Vuestros cantos de Santa Bárbara Bendita nos evocaron aquellas jornadas de lucha de 2012 y nos dieron fuerzas.

Para este, que aquí os escribe, fue un verdadero placer. Conseguistéis emocionarme, volver a hacerme casi llorar junto con Angustias (la abuela del 15-M que nos demostró que somos testigos de quienes lucharon en el pasado) en este sincero y emotivo parlamento de la compañera Zano Manzano de Aragón.

Un verdadero honor volver a ver a gente con la que ya había compartido lucha o reflexiones en persona y a otros a los que pude conocer, sobre todo de Aragón,  ese sábado en el que el Madrid obrero volvió a sobrecogerse y a emocionarse gracias a esas mujeres que gritaban "Tenemos ovarios, tenemos huevos, somos las mujeres, de los mineros"

No podía pasar sin felicitaros de esta forma, en forma de carta abierta, agradeciendo una vez más que nos recargáseis las baterias con la fuerza de vuestra lucha. Instaros, al mismo tiempo, a no desfallecer, a no rendiros jamás. Eso es lo que quieren muchos que os han odiado y os odiarán siempre. Son los herederos de aquellos sanguinarios que mandaron a las tropas africanas a reprimir a sangre y fuego en 1934. Aquellos a los que ganásteis en la "Huelgona" de 1962 y que no os lo perdonarán jamás. No les déis nunca ese placer, ese placer que llevan esperando décadas y décadas ante unas cuencas que siempre se han caracterizado por una lucha sin tregua por los derechos de los mineros pero, por extensión, por los derechos de toda la clase trabajadora del Estado Español.

Podéis estar orgullosas (y orgullosos) de ser dignas merecedoras de ese testigo que vuestros antepasados os cedieron generación tras generación, lo demostrásteis con creces el pásado sábado. Soy conocedor de que las cuencas no pasan por su mejor momento, pero estoy convencido de que SI SE PUEDE y de que, tarde o temprano, se podrá. 


Decía un poeta valenciano llamado Vicent Andrés Estellés una frase célebre muy cierta "Hi haurà un dia en el que ho perdrem tot, i serà eixe dia en el que ho podrem tot". Viene a decir que habrá un día en el que querrán quitárnoslo todo y entonces, será ese día, en el que lo podremos todo. ¡Y así será!

¡¡Allienda y sin reblar!! ¡Continuad así de dignas y que nadie os pare nunca! Sabed que somos muchos los que nos solidarizamos con vuestra causa, a pesar de la lejanía.

De un profesor alicantino, Julián Jiménez,  para las Mujeres del Carbón.



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Gracias.