Espero que mi post no sea demasiado pesado y denso, pero creo que la situación lo requiere.
Como señalaba, los precios del petróleo hacen que la inflación (la subida de precios) avance. Y la única forma razonable es que se suban los tipos de interés, de lo constrario, podemos encontrarnos con una inflación desbocada que generaría paro y el empobrecimiento general de la población.
Además, la crisis subprime, ha hecho mella en el sistema de concesión de créditos. La crisis subprime se debe a que bancos norteamericanos han concedido hipotecas a personas que no tenían garantía de pagar, pero estas hipotecas se titulizaban, es decir se vendían a gente y a establecimientos financieros que quería rentabilizar su dinero en "paquetes" junto con hipotecas normales. Para ser un poco explicativo es como si nos venden 100 manzanas y dentro hay una infectada. Podemos encontrarnos que cuando vamos a comerlas, es decir, cuando vamos a vender esos titulos, resulta que no valen nada, que estan todos "infectados".
Ello ha hecho que cunda el pánico en los bancos y que estos endurezcan las condiciones para contratar una hipoteca. Y evidentemente, con los precios actuales de la vivienda, sin hipoteca no hay casa. Es ahi donde comienza la crisis en la construcción, porque si los bancos dejan de conceder hipotecas, se reduce la venta de casas y la ley de la oferta y la demanda hace que, guste o no guste a quien vende un piso, el precio solo puede ir en una dirección: HACIA ABAJO
Lógicamente, si se venden menos casas, el sector de la construcción baja su actividad, lo que inevitablemente genera desempleo. La principal labor de los poderes públicos es garantizar que esas personas que pierdan su puesto de trabajo, puedan ser transferidos a otros sectores productivos, si bien es verdad que esa misma crisis crediticia surgida en EEUU, al endurecer las condiciones para préstamos, genera un menor consumo a nivel general, que se traduce en una bajada de la actividad tanto del sector servicios como del sector industrial, lo que hace un poco más dificultosa la reinserción laboral en otros sectores de aquellas personas afectadas por la crisis de la construcción.
La salida se complica más si cabe por ese encarecimiento de los precios del petróleo, que hace subir casi automáticamente la inflación.
En definitiva nos encontramos ante un escenario muy diferente al de los últimos 16 años, un escenario que, a pesar de que solo hace seis meses apenas se dejaba ver, pese a que algunos quisieran lo contrario para rentabilizarlo electoralmente, ahora se aprecia con toda nitidez, y se observa más brusco con el paso de las semanas. Un escenario a nivel mundial que requiere respuestas como señaló ayer el Presidente Zapatero, aunque si cabe más ambiciosas: una de ellas es cambiar el sistema productivo y eso no se hace ni siquiera en 4 años. Es un proceso largo y complejo para pasar de una economía en la que la construcción tiene un peso importante a otra en la que las industrias más avanzadas toman el relevo.
Este proceso se inicia en 2004, duplicandose el dinero destinado a I+D, aunque ahora toca hacerlo más ambicioso. Cabe señalar que el peso de la construcción el el PIB era del 7.5% en 1996, del 17.5% en 2004 y del 9.7 % en 2007. Es un proceso largo, que seguramente nuestro President Camps no querrá llevar a cabo, proponiendo soluciones como subvencionar al sector del ladrillo para "reflotarlo": en primer lugar subiendo el precio de las VPO, y por otro lado concediendo ayudas a los promotores y convirtiendo en VPO las viviendas que no se vendan de Renta Libre . Es algo inaceptable, venga de donde venga por dos motivos:
En primer lugar, porque cuando un sector está en crisis, nadie acude a su rescate con dinero público. Se imaginan que el Gobierno tuviera que dar dinero a todo aquel que le fuera mal en su negocio. Es algo vergonzoso, porque si se ayuda a los constructores, ¿porque no ayudan a los dueños de bares, a las cafeterías?¿Es que esos negocios no crean empleo?
En segundo lugar es que, tras haber subido una barbaridad el precio de la vivienda, y haberse "amasado" grandes negocios, pidiendo al Gobierno del PSOE que no interviniese en el sector (vease link) ahora se le exige por parte de los promotores que intervenga, con la amenaza de llenar España de parados. El Gobierno, que gobierna para TODOS, logicamente no ve con buenos ojos evitar artificialmente la caida del sector, cosa que no hace nuestro Gobierno autonómico del PP, pese a que se les llene la boca de llamarse liberales. Incluso plantean aumentar la deducción y las ayudas a la vivienda, cuando está demostrado que, tarde o temprano, esa ayuda desaparece porque el constructor sube el precio de la vivienda.
Pero lo más vergonzoso sería que mientras ese sector era boyante económicamente, ello no repercutiese en el conjunto de la población, y ahora que llegan las vacas flacas TODOS les ayudemos con el dinero público. ¿Es lógico que con los impuestos que paga un funcionario, un taxista, un peón o una camarera, por ejemplo, se ayude a los constructores? ES INACEPTABLE, y no debe permitirse que suceda, porque además para el bien futuro de nuestro pais y sobre todo del Pais Valenciano, es deseable una corrección a los excesos de los últimos quince años.
Por tanto, en definitiva, coincido con Felipe Gonzalez. SE LLAMA CRISIS. Y tenemos que solucionarla o por lo menos paliar sus efectos, sin que haya recortes de tipo social.
1 jun 2008
SE LLAMA CRISIS. Y SE LE DEBE LLAMAR CRISIS (primera parte)
Con estas palabras, Felipe González abría una intervención hace unos días, para referirse a la situación económica en la que nos vamos adentrando más y más. A pesar de que a alguien le pueda chocar, González está reconociendo algo que es obvio y que se ve cada día con los datos macroeconómicos que se van dando, pero también con los datos económicos que observamos a nuestro alrededor.
Obviamente, habrá muchos que pensarán que la responsabilidad pesa sobre quien esta gobernando. Cuando una desaceleración económica se produce mientras otros países tienen una buena situación, está clarísimo que los motivos son endógenos, y que la responsabilidad recae sobre medidas tomadas por un Gobierno en un pequeño espacio temporal. Sin embargo, cuando la crisis es estructural, cuando las causas que motivan esa crisis se deben al funcionamiento de la estructura económica ya no de España, sino de la economía global, hablamos ya de otros aspectos. La actual coyuntura viene dada por una serie de condicionantes de la economía mundial:
Durante años hemos crecido por diversos factores. En primer lugar, desde la crisis de 1992-1993, la situación económica ha sido de un continuo crecimiento. Un crecimiento debido a la globalización y al avance que suponen las nuevas tecnologías, asi como un mercado mundial más liberalizado.
En España desde 1998 se ha producido lo que se denominaba "boom inmobiliario". La creación de un mercado económico europeo, junto a una sustancial bajada de los tipos de interés (del 10.5% en 1995 al 4.5% en 1999), asi como una coyuntura ecónomica favorable, junto con la entrada en el euro y la inversión "necesaria" del dinero no regulado (es decir, dinero negro) impulsaron exponencialmente la compra de viviendas. Dicho sea de paso, los encargados de supervisar en ese momento el tránsito de la peseta al euro, vigilaron muy poco ese florecimiento de dinero no regulado, del mismo modo que no se controló la subida indiscriminada de los precios con la llegada del euro. Recordemos que entonces el jefe del Gobierno era el Sr. Aznar, y el Ministro de Economía Rodrigo Rato.
Los atentados del 11-S crearon un clima de inseguridad económica que afectó a las bolsas mundiales. Ello hizo que invertir en bolsa o ahorrar dejase de ser "rentable" económicamente hablando, por los bajos tipos de interés. Si a ello le añadimos las jugosas deducciones fiscales por la compra de una vivienda, y que mientras el tipo de interés estaba en 2.5 %, la inflación estaba en un 3 %, nos encontramos en un escenario perfecto para que se desarrollase el boom de la construcción. Los pisos se vendían como churros, y aumentando el número de viviendas, se continuaban vendiendo pisos. No solo se compraban para vivir, también para hacer negocio, un negocio legal aunque moralmente inaceptable.
Por ese motivo, los precios no dejaban de subir: un 7.7% en 2001, un 11.1% en 2001, un 17,3 % en 2002 , un 18.4 % en 2003 y un 17.4% en 2004. Comprar una vivienda en el 2000 era tener una rentabilidad de un 40 % después y muchos aprovecharon.
Además los bancos relajaron las condiciones para conceder préstamos. Y aunque los precios subían, la gente accedía a una vivienda a través de préstamos cada vez mayores. De 20 años a 30, de 30 a 35, de 35 a 40 años. Nadie avisó de que un crédito a 30 o 40 años era una barbaridad.
Por ello, con la llegada del PSOE al Gobierno, antes incluso de tomar posesión, recibió un recado de las constructoras para que no "interviniese en el mercado de la vivienda, generador de un 17 % del PIB". Desde la llegada del PSOE se ha aumentado la inversión en I+D+i, principal asignatura pendiente para que nuestra economía dependa menos de los vaivenes del sector inmobiliario.
El problema es que todos los condicionantes que llevaron al auge del sector de la construcción han cambiado bruscamente. Y los factores que han hecho crecer a la economía mundial también.
En primer lugar, esos tipos de interes del 2-2.5% se han esfumado. El euribor es el principal valor de referencia de las hipotecas a tipo variable. El tipo de interes en Europa lo fija el BCE, aunque el Euribor depende de otros factores (veáse enlace). Actualmente el Euribor se encuentra en el 5.09%
Está al 5.09 % por la subida de la inflación. En estos meses, el petróleo ha pasado de 68 dólares hace un año a 100 dolares en marzo. Pero si en marzo el barril costaba 100 dólares, en solo dos meses y medio ha pasado a 133 dólares, con lo que eso supone para la economía mundial. Todo viene en transporte, con lo que su precio sube. Y para controlar que los precios no suban en exceso y la especulación sobre estos precios ( el IPC está entre el 4% y el 4.5% y eso afecta a toda la gente, sobre todo a los más necesitados ), la medida adecuada es subir los tipos de interés, porque a Europa le afecta la inflación igual que a nosotros.
Obviamente, habrá muchos que pensarán que la responsabilidad pesa sobre quien esta gobernando. Cuando una desaceleración económica se produce mientras otros países tienen una buena situación, está clarísimo que los motivos son endógenos, y que la responsabilidad recae sobre medidas tomadas por un Gobierno en un pequeño espacio temporal. Sin embargo, cuando la crisis es estructural, cuando las causas que motivan esa crisis se deben al funcionamiento de la estructura económica ya no de España, sino de la economía global, hablamos ya de otros aspectos. La actual coyuntura viene dada por una serie de condicionantes de la economía mundial:
Durante años hemos crecido por diversos factores. En primer lugar, desde la crisis de 1992-1993, la situación económica ha sido de un continuo crecimiento. Un crecimiento debido a la globalización y al avance que suponen las nuevas tecnologías, asi como un mercado mundial más liberalizado.
En España desde 1998 se ha producido lo que se denominaba "boom inmobiliario". La creación de un mercado económico europeo, junto a una sustancial bajada de los tipos de interés (del 10.5% en 1995 al 4.5% en 1999), asi como una coyuntura ecónomica favorable, junto con la entrada en el euro y la inversión "necesaria" del dinero no regulado (es decir, dinero negro) impulsaron exponencialmente la compra de viviendas. Dicho sea de paso, los encargados de supervisar en ese momento el tránsito de la peseta al euro, vigilaron muy poco ese florecimiento de dinero no regulado, del mismo modo que no se controló la subida indiscriminada de los precios con la llegada del euro. Recordemos que entonces el jefe del Gobierno era el Sr. Aznar, y el Ministro de Economía Rodrigo Rato.
Los atentados del 11-S crearon un clima de inseguridad económica que afectó a las bolsas mundiales. Ello hizo que invertir en bolsa o ahorrar dejase de ser "rentable" económicamente hablando, por los bajos tipos de interés. Si a ello le añadimos las jugosas deducciones fiscales por la compra de una vivienda, y que mientras el tipo de interés estaba en 2.5 %, la inflación estaba en un 3 %, nos encontramos en un escenario perfecto para que se desarrollase el boom de la construcción. Los pisos se vendían como churros, y aumentando el número de viviendas, se continuaban vendiendo pisos. No solo se compraban para vivir, también para hacer negocio, un negocio legal aunque moralmente inaceptable.
Por ese motivo, los precios no dejaban de subir: un 7.7% en 2001, un 11.1% en 2001, un 17,3 % en 2002 , un 18.4 % en 2003 y un 17.4% en 2004. Comprar una vivienda en el 2000 era tener una rentabilidad de un 40 % después y muchos aprovecharon.
Además los bancos relajaron las condiciones para conceder préstamos. Y aunque los precios subían, la gente accedía a una vivienda a través de préstamos cada vez mayores. De 20 años a 30, de 30 a 35, de 35 a 40 años. Nadie avisó de que un crédito a 30 o 40 años era una barbaridad.
Por ello, con la llegada del PSOE al Gobierno, antes incluso de tomar posesión, recibió un recado de las constructoras para que no "interviniese en el mercado de la vivienda, generador de un 17 % del PIB". Desde la llegada del PSOE se ha aumentado la inversión en I+D+i, principal asignatura pendiente para que nuestra economía dependa menos de los vaivenes del sector inmobiliario.
El problema es que todos los condicionantes que llevaron al auge del sector de la construcción han cambiado bruscamente. Y los factores que han hecho crecer a la economía mundial también.
En primer lugar, esos tipos de interes del 2-2.5% se han esfumado. El euribor es el principal valor de referencia de las hipotecas a tipo variable. El tipo de interes en Europa lo fija el BCE, aunque el Euribor depende de otros factores (veáse enlace). Actualmente el Euribor se encuentra en el 5.09%
Está al 5.09 % por la subida de la inflación. En estos meses, el petróleo ha pasado de 68 dólares hace un año a 100 dolares en marzo. Pero si en marzo el barril costaba 100 dólares, en solo dos meses y medio ha pasado a 133 dólares, con lo que eso supone para la economía mundial. Todo viene en transporte, con lo que su precio sube. Y para controlar que los precios no suban en exceso y la especulación sobre estos precios ( el IPC está entre el 4% y el 4.5% y eso afecta a toda la gente, sobre todo a los más necesitados ), la medida adecuada es subir los tipos de interés, porque a Europa le afecta la inflación igual que a nosotros.
Julián Jiménez
(Continua en la segunda parte)
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