YO VOY a la
HUELGA GENERAL
Quedan escasamente 15 días para que se produzca la primera huelga general al Gobierno de Zapatero. En medios afines al Gobierno y medios afines a la oposición –ambos están a favor de las medidas de ajuste, no se engañen- se habla de la huelga como un rotundo fracaso.
Está claro que hay que hacer un reproche enorme a estos sindicatos convocantes. En primer lugar porque el modelo sindical español surgido en 1984 favorece unos sindicatos pesebreros más preocupados de estar a buenas con el Estado que puntualmente les subvenciona que con sus afiliados y a quienes representan, a los trabajadores. Este modelo, creado por el PSOE en 1984 convierte a los sindicatos en una especie de sindicatos verticales que, gobierne quien gobierne, deben llevarse bien con el poder para evitar represalias.
Pero no debemos perder el norte. El hecho de que muchos estemos quemados con los sindicatos y su silencio complice en 2008 y 2009 cuando el paro aumentaba en cientos de miles de trabajadores no debe impedirnos ver que estamos ante las puertas de la mayor perdida de derechos por parte de los trabajadores públicos y privados desde el franquismo. Es más, quizá alguien se sorprenda de esto, pero lo que un régimen dictatorial no fue capaz de suprimir, lo ha hecho el Gobierno del PSOE, votado democráticamente.
Nadie se había atrevido a bajar el sueldo a los funcionarios, a congelar pensiones o a semiprivatizar la Administración General del Estado o a convertir el despido libre en una realidad.
En estos meses, ha habido un verdadero apagón informativo respecto a las medidas de esta Reforma Laboral. Los puntos más indignantes y que más perjudicarán a nosotros y sobre todo a nuestros hijos son los siguientes. Tratare de ser muy didáctico, pues lo que busco es que usted que lee sepa a lo que nos atenemos:
1.- A partir de ahora, se podrán hacer tantos contratos en prácticas a los jóvenes como titulaciones se tengan. Un licenciado con un master en Hardward podrá tener 2 contratos en prácticas cobrando el 75% del sueldo.
2.- Se favorece la rotación de trabajadores en la empresa (mayor posibilidad de despido) y se permite usar indiscriminadamente el contrato por obra y servicio, lo que implica que un trabajador pueda estar 10 años en una empresa sin un contrato fijo.
3.- Los empresarios podrán de forma unilateral incumplir el convenio colectivo: esto implica posibilidad de reducir el salario, posibilidad de aumentar la jornada en horas, posibilidad de pasar de jornada continua a jornada partida, posibilidad de añadir sábados y domingos como días laborables sin cobrar festividad.
4.- Se amplía el despido procedente, que ahora se llama despido objetivo. Puede producirse porque la empresa entre en perdidas o porque el empresario quiera realizar mejoras de capital en la empresa. Por ejemplo si Carrefour necesita ampliar capital para comprar otros almacenes, puede decretar despido objetivo de 20 trabajadores sin necesidad de realizar un ERE. Y el despido es con una indemnización de 20 dias por año.
5.- Quizá lo más sangrante. Las ETT’s podrán entrar a la Administración. Esto significa que las bolsas de trabajo de interinos pueden suprimirse de manera unilateral y dar paso a gente contratada por ETT para ejercer funciones como administrativo, maestro, policía local, medico, enfermero/a, etc. Lo que convertirá la administración en un coladero de gente que entra sin los principios de mérito y capacidad de una oposición pública, y con un sueldo inferior que posibilitará y justificará, si la situación lo requiere, nuevas bajadas retributivas para “garantizar la igualdad con esos interinos privados de ETT”.
Todo ello, sin contar con los despropósitos más flagrantes como la reducción de sueldo, la congelación de pensiones (algo a lo que ni Franco se atrevió) y la subida de la edad de jubilación a los 67 años. ¿De verdad alguien piensa que un obrero, un minero, un policía, un profesor o una dependienta podrán estar hasta los 67 años trabajando? A mi personalmente me parece un despropósito.
No soy sindicalista ni pertenezco a un sindicato. Estuve afiliado a UGT y me di de baja porque consideré que pagar la cuota era una pérdida de dinero. Tengo muchos motivos para criticar a UGT y CCOO, principalmente su silencio ante la crisis y su visto bueno al Gobierno durante 2008 y 2009. Pero tengo claro que la huelga no la hago por ellos ni para ellos. La hago por la gente que ahora mismo estamos en edad laboral y por las generaciones futuras. No quiero que mis descendientes vivan peor que nosotros, ni que nosotros tengamos que vivir peor que nuestros padres. La hago porque en 2008 yo no podía convocar una huelga por mi mismo, sino hubiera sido el primero en secundarla.
Y sobre todo, porque a pesar de los sindicatos, el enemigo es otro. El enemigo ahora es este Gobierno y posteriormente el que venga. Porque no me siento representado por el PSOE, a pesar de haber cometido el error de confiar en ellos en 2008. Porque quiero que este Gobierno sepa que tiene enfrente al pueblo y a los trabajadores. Y que el próximo, sea el que sea, lo aprenda también. Si ahora esta huelga deriva en un fracaso, no perderá UGT ni CCOO. Ellos seguramente seguirán recibiendo las subvenciones. Quien ganará será el Gobierno, que estará legitimado para apretarnos las tuercas. Legitimado para que el Gobierno y la banca sigan diciendo de donde hay que recortar, cuando a la banca se le dieron 100.000 millones de euros a fondo perdido. Ganará y se sentirá fuerte para seguir recortando de donde no debe, en lugar de recortar en cosas más indignas y sangrantes.
Pero sobre todo, quienes perderemos, seremos los ciudadanos de a pie. Quienes perderemos seremos los trabajadores, los funcionarios, los estudiantes y los jóvenes que verán como tendrán enfrente un mundo sin oportunidades laborales.
Yo tengo decidido parar, a pesar de mi opinión sobre UGT y CCOO. A ellos no puedo votarles, si acaso en las elecciones sindicales de mi empresa, en este caso, la Administración. Al Gobierno podre votarle –concretamente BOTARLE- pero tendré que esperar 2 años.
Hay gente que dice que debería haber sido hace dos años. Cierto. Pero si ahora es posible, ¿Por qué seguir esperando? ¿A qué?¿A qué privaticen las pensiones?¿A qué despidan funcionarios?¿A qué privaticen la Educación y la sanidad?¿A que nos equiparemos salarialmente con Marruecos o Argelia mientras nos equiparamos en impuestos con Suecia, teniendo servicios tercermundistas pero eso si, políticos del PP, del PSOE o del sumsum corda con sueldos alemanes?¿Qué sentido tiene esperar más?
Yo pararé. Porque no quiero que mis hijos, el día de mañana, me tengan que preguntar… ¿tu que hiciste para mejorar nuestro futuro? Y me quede mudo, atarantado, anonadado, sin poder responder.
Con estas líneas no te pido que me sigas, ni siquiera que estés de acuerdo conmigo. Te pido que las leas y que actúes de acuerdo a tu conciencia. Gracias por hacerlo.