No negaré que en cierto modo la llegada a esta preciosa y bravía tierra es un descanso más que merecido a muchos meses de lucha. Prácticamente desde mayo de 2011 no he parado ni un solo momento.... y pese a todo, sigo sin hacerlo. Porque si hay algo que puede ser característico de este viaje a las tierras mineras es LA LUCHA.
Todo gira en torno a ella: la lucha de los mineros, la incertidumbre que se cierne en el sector (y en el resto de sectores), el recuerdo de los dos meses de huelga... El destino: Villablino. Y desde ahi, gracias a unas amistades que serán perennes, al resto de lugares.
El medio: aquella carta desinteresada, que me hizo conocerles, entenderles, empatizar con ellos y ellas, sentir su lucha como propia. Porque si algo he conseguido, porque desde un primer momento así lo hice (si no esa carta jamás hubiera sido escrita), es tratar de entender un conflicto en el cual alguien de fuera de las cuencas no conoce ni la mitad de las circunstancias que lo engloban.
Ellos siempre, de una forma exagerada en ocasiones (o así lo entiendo yo), han agradecido ese esfuerzo por empatizar y darles apoyo. En mi caso, siempre, les agradeceré el estupendo trato que me han dado.
Durante estos días, especialmente gracias a Tanía, Severino y Manolo, he estado disfrutando de la naturaleza, la idiosincrasia y el ambiente de la comarca de Laciana. Una tierra idilica y desconocida para mucha gente, el potencial de turismo que tiene es impresionante: clima fresco, una naturaleza exhuberante y una fauna y flora sorprendente, a lo que se une una mentalidad luchadora que llevan en la sangre.
Gelo, Pablo, Pio, María, Felipe, Guillermo, Cruci, Ana, Dani... gente extraordinaria con un trato agradable y familiar, que realmente es de agradecer para alguien que vive tan lejos y no conoce del todo la zona.
Durante esta semana visité varios pueblos y hablé con basante gente de la zona: una de las visitas fue a Mieres, donde estuve con los compañeros del Comité de Defensa de la Minería. Están trabajando duramente para sacar adelante las propuestas que surgen del mismo, colaborando con los trabajadores de la minería: una de las propuestas es una cuenta solidaria para ayudar economicamente a los mineros, asís como otra de recogida de libros y de alimentos para familias que han soportado los dos meses de huelga.
Mieres fue una de las zonas visitadas fugazmente. Otra de ellas fue la zona del Sil, donde pude conocer a dos de las personas encerradas en el pozo Santa Cruz, que sacrificaron parte de su salud por la pelea contra el Gobierno durante los meses de junio y julio. Uno de ellos tuvo la desgracia de, nada más entrar en la mina, lesionarse. Fue admirable el valor y el sacrificio de esos trabajadores, a pesar de tener que leerse cosas que no merece la pena comentar ni de pasada: suele pasar que en ocasiones quien menos se moja es quien más suele dar lecciones. Y aunque la gente idealicemos a los mineros, también ellos tienen gente que los vendería si fuese necesario por salvar su culo y que juega a reventar la unidad y la protesta.
De esa visita a Santa Cruz saqué muchas lecciones: una que el conflicto sigue abierto, para nada se ha cerrado. Otra que la situación es más delicada de lo que parece: En UMINSA se plantea una huelga, puesto que el empresario quiere pasar la factura del recorte de subvenciones a los trabajadores. Desgraciadamente, en este caso, la unidad no es igual que en la otra ocasion: mucha gente tiene miedo a ser despedida y además está el peso económico de dos meses de huelga indefinida.
Lo que los trabajadores deberían tener claro es que la base de su fuerza es la unidad: si actúan unidos, nadie podrá pararlos. Pero es necesario, e incluso OBLIGADO, que los sindicatos realicen la verdadera función que deberían tener y que no es otra que crear UNIDAD entre los trabajadores.
No hace falta ser licenciado en Lógica ni en Matemáticas para saber que, poco a poco, con nocturnidad y alevosía, y dados los precedentes de sentencias, denuncias, etc. las empresas privadas acabarán repercutiendo el recorte gubernamental en el pellejo de los trabajadores: Ya lo inició la Hullera Vasco Leonesa, con los despidos en Peal. Al parecer, las subcontratas (que nunca deberían haberse permitido porque sirven para perjudicar a los trabajadores) son las que peor futuro tienen y las que más papeletas tienen ante un posible recorte de puestos de trabajo o de condiciones laborales.
Hay dos cosas que siempre deben tenerse presente: Todos los trabajadores son iguales, y deberían estar unidos entre ellos, porque todos en su conjunto forman parte de una cadena. Cuando el eslabón más débil es machacado, desaparece. Y entonces, quien se creía seguro, pasa a convertirse en el nuevo eslabón débil. Pensar ingenuamente que "a ti no te va a llegar" es la mayor burrada que se puede pasar por la cabeza: eso pensaban los trabajadores de la obra, cuando todo iba viento en popa; eso pensaron algunos funcionarios, hasta que les tocaron tres veces el sueldo; eso pensaron algunos profesores interinos, cuando se escuchaba aquello de "si entras, ya no sales".
Por ello, la labor, en mi opinión, de muchos trabajadores del sector, después de escuchar y ver como están las cosas, debería ser ir TODOS A UNA. ¿O acaso alguien, a estas alturas de la película, cree que "a él no le va a tocar"? ¿No pensaron eso muchos, hasta que comprendieron la dura realidad?
Durante estos dos meses de conflicto los empresarios, que indirectamente se beneficiaban de la protesta obrera, no han estado ociosos. Han comprendido, mejor que nadie, el poder y la fuerza (y también la debilidad) de los trabajdores del sector minero. Por ello, se entiende perfectamente la jugada de tocar las condiciones a unos y no a todos: porque de esa forma divides a los trabajadores. Si a ello le sumas el miedo al despido, la jugada de dividir a los trabajadores será casi perfecta: está en las manos de esos trabajadores el permanecer unidos y el conocer a que personas tendrán a su lado cuando vuelva la hora de pelear por lo que costó tanto conseguir.
Termino este primer escrito, no sin agradecer por el extraordinario ambiente con el que fui dispensado en Matarrosa del Sil. No solo me sirvió para conocer un poco más del conflicto minero, sino también para conocer a gente extraordinaria como Mary, María, Toño, Nieves, Charrascas y muchos otros. Que menos que agradecerles el trato dispensado y la camaradería.
CONTINUARÁ