"Estimados" conmilitones de las NN.GG. del PP de Castellón.
Me dirijo a vosotros. Soy uno de esos profesores a los que pretendéis cazar en un renuncio, hablando más de la cuenta. De esos a los que despreciáis a muerte, porque, claro está, vosotros siempre habéis sido más de colegio de pago. Concretamente, en vuestro comunicado en la página web, se nota bien poco el colegio de pago, pero sí las faltas de ortografía y gramática.
De todas formas, no es mi intención daros lecciones de nada. Ni las necesitáis ni las merecéis, esas lecciones las reservo para los alumnos que tengan el honor de soportar mis clases de Geografía e Historia. El motivo de mi misiva es otro muy distinto.
En primer lugar, a los que os han dado la orden de iniciar esa campaña –porque a algunos podréis engañar, pero, desde luego, a mí no- deberíais pedirles que no os dejen retratados como unos auténticos analfabetos funcionales. Si consultáis el diccionario de la RAE, doctrina es una enseñanza que se da a una persona sobre una materia determinada, en su definición primera. Palabra que, por cierto, viene de la misma que docente, que significa enseñante. Por lo tanto, si cogemos como acepción dicha palabra, todos los docentes damos doctrina de algo, por tanto, “adoctrinamos”.
Pero si, por el contrario, cogemos su tercer significado, la palabra doctrina revela que se trata de un “conjunto de ideas de una teoría o creencia”. En ese caso, si ustedes se han leído una coma de la legislación educativa española, cosa que dudo, comprenderán que la única doctrina convertida en asignatura del currículo, en virtud de la legislación vigente, es la “Religión Católica”, doctrina impartida como asignatura voluntaria, mal que les pese (y mal que nos pese a otros su existencia en centros escolares).
De todas formas, atendiendo a la legislación vigente, el artículo 23 de la LOE indica claramente que los objetivos de la Educación Secundaria son formar a personas críticas, en valores, con conocimiento crítico y científico, en lugar de borregos.
Art. 23.a. Asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto a los demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y grupos, ejercitarse en el diálogo afianzando los derechos humanos como valores comunes de una sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía democrática.
Precisamente es eso lo que deberíamos autorreprocharnos como docentes: no haber hecho bien esa tarea durante estos años o no haberla realizado completamente, porque, desde luego, si lo hubiéramos hecho, vosotros y vuestro partido no emitiríais “doctrina” de cómo hacer el trabajo de los profesores. Muy al contrario, estaríais quejándoos de la mala suerte de vuestros líderes por estar en la oposición o en la cárcel, por la ruina y el exterminio económico de Valencia. Si los docentes “medio adoctrinásemos” en la forma que vuestros comunicados indican, vuestros jefes no estarían al frente del Gobierno de España ni del Gobierno de la Generalitat Valenciana ni pisarían un despacho que no fuera el de un juez.
Lo que vosotros hacéis es llenar todo de basura y podredumbre, esa es vuestra bien retribuida labor, cuestionando el trabajo del profesorado de la Escuela Pública. Nos detestáis. Vuestros líderes siempre lo han hecho, por eso han dicho públicamente que éramos gilipollas y que tenían que “rematarnos”, como hacían algunos en 1939 con los maestros de la República, que los remataban en las tapias del cementerio.
Ahora queréis iniciar una “caza de brujas” contra nosotros, porque detestáis la Educación Pública, porque sabéis que, conforme mayor sea el nivel cultural de las personas con las que trabajamos, más difícil os será seguir estafando, mintiendo y engañando a la población. Vosotros preferís un pueblo inculto, un pueblo donde el saber solo se tenga en vuestros colegios de pago, de élite, para que sea un privilegio para unos pocos como vosotros. Aunque hablar de élite y de vosotros sea un oxímoron de libro.
Nos habéis insultado, habéis negado nuestro derecho a opinar y nuestra libertad de cátedra. Esa que sí le concedéis a una profesora, claro está, de la enseñanza privada y de vuestra cuerda, que opina que hay que dejarse violar y no abortar porque es “voluntad de Dios”. Seguramente, de ser vuestras hijas o vuestras madres a las que violaran, no tardaríais en coger cita en una clínica abortista, por mucho que respetéis la libertad de cátedra en ese caso. “Haz lo que yo digo pero no lo que yo haga”, ese siempre ha sido vuestro lema. Por eso pedís neutralidad a los profesores de centros públicos, esa que no tienen los centros concertados que tanto os gustan, donde incluso se omite parte del temario de Filosofía sin que actúe la inspección educativa, donde se inculca con fervor una doctrina religiosa y política, esa que vosotros profesáis.
Me dirijo a vosotros. Soy uno de esos profesores a los que pretendéis cazar en un renuncio, hablando más de la cuenta. De esos a los que despreciáis a muerte, porque, claro está, vosotros siempre habéis sido más de colegio de pago. Concretamente, en vuestro comunicado en la página web, se nota bien poco el colegio de pago, pero sí las faltas de ortografía y gramática.
De todas formas, no es mi intención daros lecciones de nada. Ni las necesitáis ni las merecéis, esas lecciones las reservo para los alumnos que tengan el honor de soportar mis clases de Geografía e Historia. El motivo de mi misiva es otro muy distinto.
En primer lugar, a los que os han dado la orden de iniciar esa campaña –porque a algunos podréis engañar, pero, desde luego, a mí no- deberíais pedirles que no os dejen retratados como unos auténticos analfabetos funcionales. Si consultáis el diccionario de la RAE, doctrina es una enseñanza que se da a una persona sobre una materia determinada, en su definición primera. Palabra que, por cierto, viene de la misma que docente, que significa enseñante. Por lo tanto, si cogemos como acepción dicha palabra, todos los docentes damos doctrina de algo, por tanto, “adoctrinamos”.
Pero si, por el contrario, cogemos su tercer significado, la palabra doctrina revela que se trata de un “conjunto de ideas de una teoría o creencia”. En ese caso, si ustedes se han leído una coma de la legislación educativa española, cosa que dudo, comprenderán que la única doctrina convertida en asignatura del currículo, en virtud de la legislación vigente, es la “Religión Católica”, doctrina impartida como asignatura voluntaria, mal que les pese (y mal que nos pese a otros su existencia en centros escolares).
De todas formas, atendiendo a la legislación vigente, el artículo 23 de la LOE indica claramente que los objetivos de la Educación Secundaria son formar a personas críticas, en valores, con conocimiento crítico y científico, en lugar de borregos.
Art. 23.a. Asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto a los demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y grupos, ejercitarse en el diálogo afianzando los derechos humanos como valores comunes de una sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía democrática.
Precisamente es eso lo que deberíamos autorreprocharnos como docentes: no haber hecho bien esa tarea durante estos años o no haberla realizado completamente, porque, desde luego, si lo hubiéramos hecho, vosotros y vuestro partido no emitiríais “doctrina” de cómo hacer el trabajo de los profesores. Muy al contrario, estaríais quejándoos de la mala suerte de vuestros líderes por estar en la oposición o en la cárcel, por la ruina y el exterminio económico de Valencia. Si los docentes “medio adoctrinásemos” en la forma que vuestros comunicados indican, vuestros jefes no estarían al frente del Gobierno de España ni del Gobierno de la Generalitat Valenciana ni pisarían un despacho que no fuera el de un juez.
Lo que vosotros hacéis es llenar todo de basura y podredumbre, esa es vuestra bien retribuida labor, cuestionando el trabajo del profesorado de la Escuela Pública. Nos detestáis. Vuestros líderes siempre lo han hecho, por eso han dicho públicamente que éramos gilipollas y que tenían que “rematarnos”, como hacían algunos en 1939 con los maestros de la República, que los remataban en las tapias del cementerio.
Ahora queréis iniciar una “caza de brujas” contra nosotros, porque detestáis la Educación Pública, porque sabéis que, conforme mayor sea el nivel cultural de las personas con las que trabajamos, más difícil os será seguir estafando, mintiendo y engañando a la población. Vosotros preferís un pueblo inculto, un pueblo donde el saber solo se tenga en vuestros colegios de pago, de élite, para que sea un privilegio para unos pocos como vosotros. Aunque hablar de élite y de vosotros sea un oxímoron de libro.
Nos habéis insultado, habéis negado nuestro derecho a opinar y nuestra libertad de cátedra. Esa que sí le concedéis a una profesora, claro está, de la enseñanza privada y de vuestra cuerda, que opina que hay que dejarse violar y no abortar porque es “voluntad de Dios”. Seguramente, de ser vuestras hijas o vuestras madres a las que violaran, no tardaríais en coger cita en una clínica abortista, por mucho que respetéis la libertad de cátedra en ese caso. “Haz lo que yo digo pero no lo que yo haga”, ese siempre ha sido vuestro lema. Por eso pedís neutralidad a los profesores de centros públicos, esa que no tienen los centros concertados que tanto os gustan, donde incluso se omite parte del temario de Filosofía sin que actúe la inspección educativa, donde se inculca con fervor una doctrina religiosa y política, esa que vosotros profesáis.
¡No me da la gana ser neutral! Ya mismo podéis denunciarme.
No puedo ser neutral y cómplice de vuestras tropelías. No puedo ser neutral
cuando el anterior gobierno y vosotros dejábais y dejáis en la calle a miles de familias, tirándolas
de sus casas. Cuando condenáis a esos mismos jóvenes, a los que doy
conocimientos, a un futuro de mierda, mientras vosotros nos atacáis por orden
de vuestros superiores para poder en el futuro vivir de la teta pública y a
costa de todos nosotros.
Y menos, cuando tenéis la indecencia de fomentar la existencia de “chivatos y delatores en los centros”, modelo este copiado de regímenes de infausto recuerdo, como el nazi y el fascista. Comportándoos de esa forma como auténticos nazis y fascistas. ¿Qué será lo siguiente? ¿Llamar abiertamente a vuestros amigos de España 2000 o a vuestros militantes para que apaleen a profesores en la puerta de las escuelas públicas?
Desde luego, como docente vocacional, la mejor forma de combatiros es seguir trabajando, si es que vuestros jefes, los que desde la Consellería de Educación - como muchos tememos- os han dado la orden de perseguirnos, nos dejan hacer nuestro trabajo. Seguir trabajando para formar a adolescentes críticos, sean de izquierdas o sean de derechas, eso ya lo decidirán ellos con el paso del tiempo. Pero personas formadas, con cultura, para ser capaces de ver lo que esconden vuestras oscuras intenciones. Que jamás tengan que besar la mano del señorito para tener un buen trabajo o llegar a ser lo que se propongan.
Y este docente, fuera de su horario laboral, ya se ocupará al 120% de combatiros. De pelear contra gente como vosotros, de luchar contra las políticas de hambre y miseria que aplicáis, de denunciar la podredumbre que os ahoga y por la cual vomitáis odio, porque somos cada vez más los que no tragamos con vuestra basura doctrinaria. De parar desahucios, de hacer escrache si es preciso con los compañeros de Stop Desahucios, de participar en las protestas que me dé la gana y de tener las ideas que defiendo. Desde luego mucho más válidas y decentes que las que esconde vuestra “caza de brujas” con rancio sabor a fascismo, ese del que nunca os habéis podido separar, porque forma parte de vuestro ADN y lo demostráis con vuestros actos y declaraciones.
Me despido con unas citas que, seguramente, vienen bien para la ocasión. De esas que no os enseñan en los colegios de pago ni en los mítines cuando actuáis de palmeros de vuestros lideres cósmicos.
“El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el de la tiranía está en mantenerlas ignorantes” Robespierre
"Estudiar sin pensar es tan inútil como pensar sin estudiar". Confucio