(El texto consta de enlaces que recomiendo visitar, para comprobar datos)
La situación de crisis del sistema económico, en general, no para de hacerse más profunda. A medida que se profundiza, y que el Gobierno, de acuerdo con la troika (que de iure no, pero sí de facto, gobierna el país) profundiza en los recortes sociales, la rabia e indignación de la gente es más evidente. La frase que podía resumir, con buen acierto, el malestar general, es aquella frase de las pancartas de las protestas mineras: “No estamos indignados, estamos hasta los cojones”
Llevamos algo más de un año, tras el surgimiento del 15-M, en el que determinados mensajes, difundidos de forma masiva, comienzan a hacerse habituales: la crítica a la “clase política”, la crítica a los sindicatos, las peticiones de unidad, las proclamas de aparcar ideologías e intereses. Son muchos meses, en los que no todos, pero si un sector importante, sobre todo el núcleo duro del mismo (que por muy asambleario que se diga, hay ciertas personas que han controlado el proceso desde un principio) y salvo excepción de algunas asambleas populares con algo de cultura política, han estado repitiendo, como un mantra, dichos mensajes.
Aún tengo pendiente escribir el cuarto relato sobre mi participación en el 15-M y mi desengaño con el mismo, tras haber publicado el primero, segundo y tercero. En él, tengo que contar mi experiencia en la Asamblea de Alicante: como una persona militante de Falange Española fue capaz de tener un protagonismo sinigual e incluso impulsar una querella contra la CAM (similar a la del Sindicato Manos Limpias, de ultraderecha). Como esta persona trató de impulsar, con gente afín, una plataforma-partido “indignado”; como éramos una minoría en la asamblea quienes nos oponíamos a esa persona pero sobre todo a determinados discursos totalmente joseantonianos (que curiosamente en el 15M encajaban) y como sufrí, incluso, una agresión física.
Pero no es la intención de este escrito esto. La intención es hacer un análisis didáctico y escrito de “como hemos llegado hasta aquí”.
Durante estos días se están difundiendo activamente dos convocatorias “indignadas-espontáneas”. La primera es una manifestación el 27 de julio contra “la casta política”. La segunda una “Ocupación del Congreso” el 25 de septiembre.
En ambas convocatorias, especialmente en la primera, se hace alusión a que los problemas del país vienenderivados de los políticos, y que, para solucionarlos, la solución es “quitar senado y autonomías”, “quitar subvenciones a sindicatos y partidos” (justo lo que está haciendo el PP), “la independencia judicial” o “reducir el número de coches oficiales”. Para ello reclaman “la unión de todos”, “dejarse las ideologías” … Todo muy del estilo de Democracia Real Ya. Pero también similar a los programas electorales de Falange Española o de UPyD.
Llevamos algo más de un año, tras el surgimiento del 15-M, en el que determinados mensajes, difundidos de forma masiva, comienzan a hacerse habituales: la crítica a la “clase política”, la crítica a los sindicatos, las peticiones de unidad, las proclamas de aparcar ideologías e intereses. Son muchos meses, en los que no todos, pero si un sector importante, sobre todo el núcleo duro del mismo (que por muy asambleario que se diga, hay ciertas personas que han controlado el proceso desde un principio) y salvo excepción de algunas asambleas populares con algo de cultura política, han estado repitiendo, como un mantra, dichos mensajes.
Aún tengo pendiente escribir el cuarto relato sobre mi participación en el 15-M y mi desengaño con el mismo, tras haber publicado el primero, segundo y tercero. En él, tengo que contar mi experiencia en la Asamblea de Alicante: como una persona militante de Falange Española fue capaz de tener un protagonismo sinigual e incluso impulsar una querella contra la CAM (similar a la del Sindicato Manos Limpias, de ultraderecha). Como esta persona trató de impulsar, con gente afín, una plataforma-partido “indignado”; como éramos una minoría en la asamblea quienes nos oponíamos a esa persona pero sobre todo a determinados discursos totalmente joseantonianos (que curiosamente en el 15M encajaban) y como sufrí, incluso, una agresión física.
Pero no es la intención de este escrito esto. La intención es hacer un análisis didáctico y escrito de “como hemos llegado hasta aquí”.
Durante estos días se están difundiendo activamente dos convocatorias “indignadas-espontáneas”. La primera es una manifestación el 27 de julio contra “la casta política”. La segunda una “Ocupación del Congreso” el 25 de septiembre.
En ambas convocatorias, especialmente en la primera, se hace alusión a que los problemas del país vienenderivados de los políticos, y que, para solucionarlos, la solución es “quitar senado y autonomías”, “quitar subvenciones a sindicatos y partidos” (justo lo que está haciendo el PP), “la independencia judicial” o “reducir el número de coches oficiales”. Para ello reclaman “la unión de todos”, “dejarse las ideologías” … Todo muy del estilo de Democracia Real Ya. Pero también similar a los programas electorales de Falange Española o de UPyD.
Lo curioso del caso es que en ningún momento van a la raíz de los males: en ningún momento hablan del sistema económico, en ningún momento se habla de cambiar las relaciones económicas para quitar poder a las grandes empresas multinacionales o la banca internacional o los fondos de inversión. Nada se dice del problema económico real: y es que el sistema capitalista está en crisis. Y en esa crisis, se ha roto el modelo que se mantenía durante muchos años en nuestro país, según el cual, había salarios medianamente aceptables para poder subsistir (por decir algo), con los que podías hipotecarte y endeudarte, teniendo una sensación de “clase media” que era totalmente irreal.
Ahora, ese sistema capitalista, ha empezado a mostrar su verdadera cara: la cara que llevaba mostrando siempre en Asia, África y América Latina. Ahora no necesita que tú tengas un sueldo, que tengas Educación Pública o Sanidad. Ahora ese sistema necesita que seamos pobres y paguemos las deudas. Porque además somos muchos.
Ahora es cuando aquellos que en los años de bonanza se manifestaban contra la globalización y el capitalismo, y algunos les mirábamos como si fuesen bichos raros, demuestran tener razón, una razón aplastante que les ha dado el tiempo.
Por eso, llama poderosamente la atención que, en ninguna de las dos convocatorias, se hable de los paraísos fiscales, ni de nacionalizar la banca y ponerla bajo control estatal. Ni tampoco de eliminar las SICAV. En esas convocatorias se habla de las subvenciones de los partidos (sin distinguir pequeños o grandes), pero nadie habla de las exenciones fiscales mil millonarias de las grandes empresas.
Conforme uno va adquiriendo cultura política, descubre rápidamente el olor, aunque la cosa esté cubierta de perfume y disfrazada. No hizo mucha falta para adivinar: discurso antipolítico, ausencia de medidas económicas, populismo irracional, centralismo… Rapidamente olía aquello, al menos la convocatoria del 27J. Olía a Falange Española, olía a puro y duro fascismo disfrazado, olía como el perfume de Rosa Díez y su partidito, “no somos de derechas ni de izquierdas”. Ya lo decía Jose Antonio Primo de Rivera en 1933, que ellos no eran “ni de izquierdas ni de derechas” (también lo decía Democracia Real Ya) y siguen diciendo lo mismo.
No hizo falta mucho para dar con las pruebas: mensajes en foros y webs o blogs de corte falangista, en grupos del sindicato UNT (ligado al MSR, partido de ultraderecha), mensaje en Forocoches (reflejo de la España cani). Esos son los sitios, además de cadenas de correos y wassap, por donde se difunde la convocatoria del 27-J.
Ahora, ese sistema capitalista, ha empezado a mostrar su verdadera cara: la cara que llevaba mostrando siempre en Asia, África y América Latina. Ahora no necesita que tú tengas un sueldo, que tengas Educación Pública o Sanidad. Ahora ese sistema necesita que seamos pobres y paguemos las deudas. Porque además somos muchos.
Ahora es cuando aquellos que en los años de bonanza se manifestaban contra la globalización y el capitalismo, y algunos les mirábamos como si fuesen bichos raros, demuestran tener razón, una razón aplastante que les ha dado el tiempo.
Por eso, llama poderosamente la atención que, en ninguna de las dos convocatorias, se hable de los paraísos fiscales, ni de nacionalizar la banca y ponerla bajo control estatal. Ni tampoco de eliminar las SICAV. En esas convocatorias se habla de las subvenciones de los partidos (sin distinguir pequeños o grandes), pero nadie habla de las exenciones fiscales mil millonarias de las grandes empresas.
Conforme uno va adquiriendo cultura política, descubre rápidamente el olor, aunque la cosa esté cubierta de perfume y disfrazada. No hizo mucha falta para adivinar: discurso antipolítico, ausencia de medidas económicas, populismo irracional, centralismo… Rapidamente olía aquello, al menos la convocatoria del 27J. Olía a Falange Española, olía a puro y duro fascismo disfrazado, olía como el perfume de Rosa Díez y su partidito, “no somos de derechas ni de izquierdas”. Ya lo decía Jose Antonio Primo de Rivera en 1933, que ellos no eran “ni de izquierdas ni de derechas” (también lo decía Democracia Real Ya) y siguen diciendo lo mismo.
No hizo falta mucho para dar con las pruebas: mensajes en foros y webs o blogs de corte falangista, en grupos del sindicato UNT (ligado al MSR, partido de ultraderecha), mensaje en Forocoches (reflejo de la España cani). Esos son los sitios, además de cadenas de correos y wassap, por donde se difunde la convocatoria del 27-J.
Por suerte el pastel del 27-J está más que descubierto. Ahora falta por descubrir quién está detrás del evento de “Ocupar el Congreso” (que, casualidad o no, los únicos que lo ha tomado ha sido Tejero y Pavia) pero de momento no se sabe muy bien, e incluso un diario conservador, como ECD, les da publicidad. Pero por el perfil de la gente que escribe y los mensajes huele: huele al MCRC, huele a DRY, huele…. Y su olor es de todo menos bueno.
¿Es una conspiranoia lo que estoy diciendo?¿O es que soy el más listo del mundo?
Ni una cosa ni la otra. Soy profesor de Historia en desempleo y conociendo la historia, muchas veces, evitas que te puedan dar "gato por liebre". Dice un dicho que “el pueblo que no conoce su pasado, está condenado a repetirlo en el presente”.
Ni una cosa ni la otra. Soy profesor de Historia en desempleo y conociendo la historia, muchas veces, evitas que te puedan dar "gato por liebre". Dice un dicho que “el pueblo que no conoce su pasado, está condenado a repetirlo en el presente”.
Simplemente, no es la primera vez que el capitalismo sufre una crisis sistémica. La sufrió ya en 1929. Y, cuando el capitalismo sufre una crisis, como en aquel momento, el capitalismo trata de mantener el chiringuito recurriendo al populismo o al fascismo, ante el peligro de un rebosamiento popular. La democracia parlamentaria se convierte así en un lastre para el sistema capitalista.
Ya pasó entonces. Todo el mundo sabe cuando llegó al poder Hitler, en 1933, y lo que hizo, pero desgraciadamente (y quizá tengamos que lamentarlo en el futuro), pocos recuerdan sus mensajes para llegar al poder (como los de Mussolini o Primo de Rivera). Todos ellos criticaban la parálisis de los políticos, “los politicastros” (como este cartel del año 1936 en Madrid) y que todos eran iguales y habían llevado los países a la ruina. Todos trataban de buscar un enemigo al que culpar de la situación (los judíos, la masonería, los inmigrantes, los políticos o los sindicatos, siempre es igual), para así no culpar a quien era culpable: el sistema capitalista y las grandes empresas, los grandes industriales y la banca.
En algunos mensajes se atacaba a los bancos, pero prometiendo “meterles mano” para después no hacer nada (eran los que les financiaban). Ahora se prometen “regulaciones”, pero nunca se habla de controlarlos estatalmente.
También hablaban constantemente de UNIDAD, de dejar las diferencias. Izquierday derecha unidas, obreros y empresarios, unidos, como si no fueran competidores natos y eternamente antagónicos.
En algunos mensajes se atacaba a los bancos, pero prometiendo “meterles mano” para después no hacer nada (eran los que les financiaban). Ahora se prometen “regulaciones”, pero nunca se habla de controlarlos estatalmente.
También hablaban constantemente de UNIDAD, de dejar las diferencias. Izquierday derecha unidas, obreros y empresarios, unidos, como si no fueran competidores natos y eternamente antagónicos.
Este fascismo, en algunos populismo de ultraderecha, en la década de los años 30, se reforzaba conforme la izquierda socialista o comunista lo hacía en los diferentes estados. Curiosamente, ahora, este auge de estas convocatorias se produce cuando la movilización minera parecía haber superado a la “indignación ciudadanista de Sol”. ¡Qué casualidad!
Nada más terminada la marcha minera, comenzaron a surgir las convocatorias “espontáneas”. También la famosa AcampadaFuncionarios, apoyada por sindicatos corporativos policiales, por Democracia Real Ya y por FUE (grupo de funcionarios apolíticos que en su primer logo llevaban labanderita de España), acampada que siendo tan conservadora, era permitida por los mismos policías y políticos del PP que el día 11 habían cargado a sangre y fuego contra los mineros, echando espuma por la boca.
Por ello, con este escrito, quiero dejar constancia de lo que pienso y de lo que veo, recordando de forma resumida, las características del populismo de derechas (o del fascismo encubierto) para que cuando le lleguen convocatorias, sepan a que atenerse y sepa con quién va de la mano, reconocer según que discursos, y atenerse a las consecuencias de lo que uno apoya.
Porque lo que está siendo lamentable no es que gente anónima pueda ser víctima de estos impresentables. Lo que es verdaderamente indignante es ver como algunos partidos de la “izquierda transformadora” y algunos de sus representantes, jalean de forma acrítica y difunden estas convocatorias como si, por el hecho de protestar contra el Gobierno, automáticamente fueses de izquierdas. Cuidado con los compañeros de pancarta, no sea que pidan no solo la cabeza de Rajoy, sino también la de la izquierda.
Cuando alguien:
Cuando alguien:
- Le venda soluciones en la política, la justicia y eluda mostrar sus medidas claramente en economía, siempre que no sean medidas que quiten poder al sistema capitalista.
- Le diga que lo mejor es unirnos todos, los ricos y los pobres, los empresarios y los trabajadores, las derechas con las izquierdas, como si los enemigos por naturaleza pudieran hacerlo.
- Cuando alguien le diga que no es de derechas ni de izquierdas (decía Joan Fuster: “Hay gente de izquierdas y gente de derechas, y luego están los que dicen no ser de ninguna de ellas, que son los más de derechas de todos ellos)
Desconfié.
Y piense con quien irá de la mano o al lado en la próxima protesta. No sea que en el futuro tengamos que llorar amargamente, como lloraron los alemanes en 1933.
Muchas gracias por valorar una opinión distinta a las que se leen constantemente en la red.
Y piense con quien irá de la mano o al lado en la próxima protesta. No sea que en el futuro tengamos que llorar amargamente, como lloraron los alemanes en 1933.
Muchas gracias por valorar una opinión distinta a las que se leen constantemente en la red.