A estas horas, el puerto de la ciudad de Alicante era el ultimo
bastión de la República Española. A estas horas, solo algunos afortunados
podian salir en este barco, llamado Stanbrook, que tuvo seis meses más de vida.
Tras dejar a los republicanos exiliados en Oran, fue hundido en octubre por un
submarino nazi.
Noche del 31 de marzo al 1 de abril, fecha en la que el último reducto de la República era tomado por los fascistas. Fecha en la que
unos pocos afortunados podían huir porque la gran mayoría serían internados en
campos de concentración y de exterminio como el Campo de los Almendros o el de
Albatera, entre otros muchos. Alicante, la "Roja", como la llamaban
con asco los falangistas, era toda ella una cárcel: La Plaza, el Castillo, etc.
Comenzaba una pesadilla que duraría 40 años y de la que, hasta el momento
tenemos 35 años más de prórroga. Comenzaban los asesinatos en masa, las sacas,
el hambre, la miseria, la represión, la asquerosa dictadura franquista.
Noche del 31 de marzo al 1 de abril, la última noche en que
la tierra del Puerto de Alicante fue libre por última vez. Alicante, el último
bastión de la España republicana. Una de las noches más tristes de la Historia
de España.
Honor, amor y gloria a aquellas mujeres y hombres que
lucharon por un país decente, un país sin desahucios, sin hambre, sin ricos y
sin pobres, un país que se respetase y comprendiese a sus miembros. Un país que
borrase el analfabetismo y la incultura y tratase de dar a luz una sociedad culta, racionalista, avanzada. Un país que no despreciase a los
pueblos hermanos y pudiera lograr una convivencia armoniosa. Un país donde los
trabajadores fueran los verdaderos dueños y señores de sus destinos, frente a
señores apoltronados durante siglos, sumiendo a siglos de miseria y servidumbre
al campesinado primero y a la clase obrera después. Un país donde el hombre y
la mujer fueran libres, iguales. Un país que fuese capaz de levantar las alas, volar y coger el impulso perdido por siglos de oscurantismo, fanatismo, mediocridad y miseria.
Ese país fue aplastado por las botas y por las bombas, por
los tiros en la nuca y los fusilamientos en masa. Enterrado bajo toneladas de
tierra, y con ellas sus defensores. Y esa tierra, que algunos, por cobardía,
por complejos y por hipotecas, se han negado a remover, nos sigue salpicando y
hundiéndonos en la mediocridad, en la miseria y en la represión. Como si no
hubiera pasado el tiempo. Como si el reloj de la Historia se hubiese detenido en
aquella mañana triste del 1 de abril de 1939, hace hoy 75 años, cuando el
viento fresco de libertad y solidaridad sopló, por última vez, en el Puerto de
Alicante.
Hoy hace 75 años de aquello. Y ese viento fresco lleva
siendo sustituido desde aquel día por el olor de la corrupción, de la
desigualdad, de la miseria, de la extrema e insportable riqueza de una minoría
privilegiada que no dudó en dinamitar un país entero para mantener sus
intolerables privilegios.
¿Lo hueles? ¿No va siendo hora ya de que vuelva aquel aire
fresco? ¿A qué esperamos para airear nuestra propia casa?
En honor a aquellos hombres y mujeres que son orgullo y
ejemplo para todos los que hoy, de una u otra forma, luchamos por los mismos
ideales que ellas y ellos defendieron para todos nosotros.
¡Viva la República Popular Española!
Muchas mentiras, una sola verdad... hay q volver a poner a gente en su sitio
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