El pasado domingo, George W. Bush, fue de visita de despedida a la ciudad de Bagdag. Seguramente, el iluminado presidente saliente, pensaria que los iraquíes le darían las gracias por haberles traído la libertad, o mejor dicho, la Pax Americana. Sin embargo, lo que Bush no sospechaba, era que ese día encontraría en Bagdag las tan cacareadas armas de destrucción masiva.
Esas armas, que bien posiblemente, si el periodista rebelde hubiese dejado puestas durante varios días en sus pies, podrían haber sido "bacteriológicas y químicas". Sin embargo, el periodista izquierdista y antiamericano, llamado Muntadar al-Zeidi, no quería matar a Bush con sus armas de destrucción masiva, cuyo tamaño era un número 43 y estaban fabricados en China (temo que China tenga que dar explicaciones por ello). Lo que el periodista quería mostrar era su desprecio, pues lanzar los zapatos y llamar "pedazo de perro" es lo más ofensivo en el mundo árabe-musulman.
Ironía aparte, la valentía y gallardía le ha costado al periodista disidente una soberana paliza. Y tampoco se sabe nada de cual ha sido su paradero, a pesar de las numerosas muestras de apoyo que ha tenido en el mundo árabe, en el resto del mundo y en los medios de comunicación libres, independientes y no untados por el Imperator americano.
Cuando invadían Irak nos decían que iban a llevar la democracia. Parece que ahora la hay, siempre que seas fiel y servil, como buen esclavo, que come de la mano del señor y no la muerde. Pero en cuanto se te pasa por la cabeza mostrar tu disconformidad, pues... se acabó la democracia. O la cleptocracia, según se mire.
Muchos mostramos, mientras veíamos el rimbombante video nuestra risotada y la desgracia de que, a pesar de todo, Bush tenga buenos reflejos... que si no... Pero a parte de ello, lo más visible, es que después de seis años ocupando aquel pais, el pueblo iraquí sigue odiando a quienes les invadieron su país y les impusieron un Gobierno titere, para que EEUU tuviera notables beneficios económicos. Al final, este es el resultado de la guerra.
Esperemos que el osado periodista, además de la soberana paliza que le arrearon, no sufra nada más, porque su gesto es de sobra comprensible... Podia haber sido peor.
No creo que ningun tipo de violencia sea la solucion, acaso verias bien que en el proximo mitin de Zapatero, alguno le tire unas zapatillas.-
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