Con motivo de la huelga valiente y tenaz de los trabajadores del Metro de Madrid, que a diferencia de los 3.000.000 de funcionarios, no van a tolerar que les toquen el sueldo, se ha abierto el debate del derecho a huelga, sus límites y las "huelgas salvajes".
En primer lugar, convendría explicar que es una huelga y para qué sirve. La huelga es el único instrumento que tiene el trabajador para defender sus derechos o ampliarlos. Dado que el empresario tiene todos los medios y todo el poder a su alcance, el trabajador solo se tiene a si mismo y a sus compañeros. Ante cualquier negociación entre un trabajador y un empresario, siempre tendrá las de ganar y la sartén por el mango el segundo. Es ahí donde entra la huelga, pues si los trabajadores se unen y dejan de producir, el empresario no producirá, perderá y será perjudicado. Por ello, al hacer huelga, los trabajadores avisan... concédeme esto o saldrás perdiendo tu también. ¿Es un chantaje? Si, pero igual de chantaje que el que diariamente puede hacer el empresario a cualquier trabajador, exigiéndole más trabajo, pagándole menos bajo la amenaza del despido. Cuando uno usa el chantaje, la única forma de contrarrestarlo es unirse y chantajear a su vez. De no ser así, jamás un trabajador podría mejorar, aun produciendo más y mejor.
Evidentemente el empresario puede esquivar la huelga usándose del chantaje... obligando a trabajadores que necesitan el trabajo a que no hagan huelga o contratando, para ese periodo de huelga a nuevos trabajadores que agradecidos por tener trabajo, lo harán muy a gusto.
Por esa razón, los trabajadores realizan el piquete de huelga, que es la forma de impedir que la huelga reviente por coacción del empresario y que por desgracia, en ocasiones, precisa también de coacción de los trabajadores. En todo momento se trata de un tira y afloja, de coacciones de unos y otros porque al fin y al cabo, esto funciona así. El empresario quiere su interés y el trabajador quiere su interés.
Gracias a todo esto y a las miles y miles de huelgas que se han producido desde el siglo XIX, los trabajadores consiguieron pasar de trabajar 16 y 17 horas a tener una jornada de 8 horas como la que hoy tenemos; de cobrar un sueldo para comer, y a veces ni eso, a cobrar un sueldo que de para el ocio, la comida, la vivienda, etc. De no tener derecho a nada en caso de enfermedad o de invalidez a recibir del Estado una prestación cuando te quedas en paro, invalido en el trabajo o cuando estás enfermo. De no tener nada cuando pasabas a ser mayor a tener una pensión al acabar de trabajar. De no tener nada en caso de quedarte sin trabajo a recibir una prestación por desempleo.
Todo eso se consiguió con huelgas. Huelgas que hoy se llaman salvajes. ¿Por qué se llaman salvajes? Porque se supone que son demasiado duras y se supone que perjudican a quienes quieren comprar, viajar, hacer trámites, ir a la peluquería, al médico, al colegio. Y porque en ocasiones los huelguistas recurren al chantaje... pero recordemos que los huelguistas también son chantajeados y nadie habla en este país de salvajismo empresarial cuando se despide a gente porque si o salvajismo del Estado cuando se baja el sueldo a sus trabajadores mientras los políticos tienen más coches oficiales que en EEUU.
Respecto a cuando se trata de un servicio público, nadie sufre dolor ni molestia excesiva por no tener metro o no tener teatro o por tener cerrado un bar o una peluquería en huelga. Puede usar otros medios, respetando al trabajador que hace huelga… O puede solidarizarse, para cuando sea el mismo quien se ponga en huelga. Pues resulta que en vez de eso, se pretende hablar de chantaje solo de los huelguistas, pero nunca de las Empresas, sean públicas o privadas ¿Por qué unos si y otros no? Porque lo que se pretende es quitar ese instrumento de la huelga a los trabajadores y hacer que no lo puedan utilizar. Esos que defienden esto presuponen que mediante una protesta o una manifestación se conseguirá lo mismo. FALSO.
Pongamos dos ejemplos. Uno, el de los "huelguistas salvajes" y otro el de los "huelguistas domesticados".
En el primer caso, el de los huelguistas que recurren a la huelga para defender con uñas y dientes sus derechos, hablaré de los trabajadores del metro de Madrid. Desde 1976 han realizado 14 huelgas, incluyendo las generales. Desde entonces, su sueldo ha subido por encima del IPC un 7% en todo el periodo. Es decir, si desde 1976 el coste de la vida ha subido un 100%, su sueldo ha subido un 107%. Tienen un sueldo por lo general decente, no para tirar cohetes, pero bastante aceptable. Unos contratos bastante seguros, sin ser funcionarios y unas ventajas bastante envidiables. ¿Por qué? Porque han recurrido a la huelga, porque cuando se han puesto en huelga han ido todos a una, sin dar un paso atrás. ¿Han perjudicado a los usuarios? Si, puede que unos 40 días en todos estos 34 años. Pero han conservado y ampliado sus derechos. Su sueldo es un poco más bajo que el de sus homólogos europeos, pero no excesivamente. Y eso lo han conseguido haciendo eso que hoy algunos voceras llaman HUELGA SALVAJE.
En el otro extremo vamos a poner a un colectivo que no tiene, siquiera, el derecho a huelga. Un colectivo de "huelga domesticada", puesto que no pueden hacerla. Ese colectivo es la Policía Nacional. Un cuerpo de empleados públicos que ejercen una función mucho más importante e indispensable que la de los trabajadores de metro de Madrid, garantizar la seguridad del país, defender el ejercicio de las libertades y luchar contra el crimen. Solo por estos datos que les he dado, pensarán que estos policías ganan muchísimo más que los trabajadores del Metro.... PUES NO, SORPRESA!!! Un agente de Policía cobra unos 1,350 euros al mes por jugarse la vida diariamente. Cobra menos que un camarero decentemente pagado, que como mucho puede cortarse con un vaso o resbalarse. Con un riesgo muchísimo mayor que un trabajador de Metro. Resulta que la policía nacional ha perdido desde 1982 el 46% de poder adquisitivo de su sueldo. Es decir, si los precios han subido desde entonces un 100%, el salario de los Agentes del CNP sólo ha subido un 42%. Y resulta que es el cuerpo de Policía peor pagado de Europa, PERO SIN EMBARGO ESTA CONSIDERADA UNA DE LAS POLICIAS MAS PROFESIONALES DEL MUNDO.
Alguien dirá... ¿Pero y no se han quejado? Pues si, han hecho decenas de protestas en la calle, manifestaciones, concentraciones, comunicados, escritos al Ministerio del Interior desde 1982... Pero no han servido de nada. ¿Y saben por qué? PORQUE NO TIENEN DERECHO A HUELGA. Al no contar con ese derecho, no han podido ejercer esa presión que si han ejercido los trabajadores del metro. Imagínense por un momento una huelga de policías en España con un servicio mínimo del 30%. ¿Cuánto tardaría en negociarse una subida salarial de estos profesionales? Se lo diré yo. UNAS HORAS. Cuando el país entrase en el caos más absoluto, hasta el Gobierno más chulo se sentaba a negociar... pues en caso contrario el país se paralizaba.
Pero como no tienen derecho a huelga, ahí están los diferentes Gobiernos maltratándolos, riéndose de su trabajo y su profesionalidad, nunca compensada con un salario digno. Ahí están sus reivindicaciones olvidadas una y otra vez con excusas baratas. Todo esto sucede porque no tienen derecho a huelga y nunca podrán, de momento, hacer una huelga "salvaje". Porque en cuanto la hicieran ladrarían los mismos de siempre: "Policía hace huelga salvaje" "Policía no protege al ciudadano".... bla bla. Lo de siempre, vamos.
Estos dos colectivos son la prueba de como el derecho a huelga es fundamental para tener un salario decente. Ni la profesionalidad, ni la laboriosidad, ni la honradez, ni el buen hacer, ni las suplicas, han logrado NUNCA mejorar las condiciones laborales de ningún colectivo. Sólo el ejercicio de la huelga lo ha conseguido. Y parece que ahora eso molesta a algunos... Quizá deberíamos todos reflexionar antes de condenar a los huelguistas por hacer HUELGA y plantearnos si nuestra situación laboral no está relacionada con la ausencia de ese derecho tan poderoso que tenemos y que muchos, por cobardía o por desidia, nos negamos a utilizar. Quejándonos, llorando o pataleando nos consolaremos, pero nada conseguiremos. Quizá muchos deberíamos aprender la lección que esos valientes trabajadores de Metro nos han enseñado al país entero, en lugar de dar la razón a los que quieren que trabajemos como siervos, besando la mano por tener un plato de sopa en la mesa.
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