1 abr 2014

Aquella noche del 31 de marzo de 1939

A estas horas, el puerto de la ciudad de Alicante era el ultimo bastión de la República Española. A estas horas, solo algunos afortunados podian salir en este barco, llamado Stanbrook, que tuvo seis meses más de vida. Tras dejar a los republicanos exiliados en Oran, fue hundido en octubre por un submarino nazi.

Noche del 31 de marzo al 1 de abril, fecha en la que el último reducto de la República era tomado por los fascistas. Fecha en la que unos pocos afortunados podían huir porque la gran mayoría serían internados en campos de concentración y de exterminio como el Campo de los Almendros o el de Albatera, entre otros muchos. Alicante, la "Roja", como la llamaban con asco los falangistas, era toda ella una cárcel: La Plaza, el Castillo, etc. Comenzaba una pesadilla que duraría 40 años y de la que, hasta el momento tenemos 35 años más de prórroga. Comenzaban los asesinatos en masa, las sacas, el hambre, la miseria, la represión, la asquerosa dictadura franquista.

Noche del 31 de marzo al 1 de abril, la última noche en que la tierra del Puerto de Alicante fue libre por última vez. Alicante, el último bastión de la España republicana. Una de las noches más tristes de la Historia de España.

Honor, amor y gloria a aquellas mujeres y hombres que lucharon por un país decente, un país sin desahucios, sin hambre, sin ricos y sin pobres, un país que se respetase y comprendiese a sus miembros. Un país que borrase el analfabetismo y la incultura y tratase de dar a luz una sociedad culta, racionalista, avanzada. Un país que no despreciase a los pueblos hermanos y pudiera lograr una convivencia armoniosa. Un país donde los trabajadores fueran los verdaderos dueños y señores de sus destinos, frente a señores apoltronados durante siglos, sumiendo a siglos de miseria y servidumbre al campesinado primero y a la clase obrera después. Un país donde el hombre y la mujer fueran libres, iguales. Un país que fuese capaz de levantar las alas, volar y coger el impulso perdido por siglos de oscurantismo, fanatismo, mediocridad y miseria.

Ese país fue aplastado por las botas y por las bombas, por los tiros en la nuca y los fusilamientos en masa. Enterrado bajo toneladas de tierra, y con ellas sus defensores. Y esa tierra, que algunos, por cobardía, por complejos y por hipotecas, se han negado a remover, nos sigue salpicando y hundiéndonos en la mediocridad, en la miseria y en la represión. Como si no hubiera pasado el tiempo. Como si el reloj de la Historia se hubiese detenido en aquella mañana triste del 1 de abril de 1939, hace hoy 75 años, cuando el viento fresco de libertad y solidaridad sopló, por última vez, en el Puerto de Alicante.

Hoy hace 75 años de aquello. Y ese viento fresco lleva siendo sustituido desde aquel día por el olor de la corrupción, de la desigualdad, de la miseria, de la extrema e insportable riqueza de una minoría privilegiada que no dudó en dinamitar un país entero para mantener sus intolerables privilegios.

¿Lo hueles? ¿No va siendo hora ya de que vuelva aquel aire fresco? ¿A qué esperamos para airear nuestra propia casa?

En honor a aquellos hombres y mujeres que son orgullo y ejemplo para todos los que hoy, de una u otra forma, luchamos por los mismos ideales que ellas y ellos defendieron para todos nosotros.


¡Viva la República Popular Española!

1 comentario:

  1. Muchas mentiras, una sola verdad... hay q volver a poner a gente en su sitio

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